10 términos alimenticios básicos para saber más de nutrición

Hidratos de carbono, Omega 3, proteínas, grasas, fibra, hierro… En mayor o en menor medida, estamos acostumbrados a escuchar estos términos alimenticios provenientes de la TV, la prensa, nuestra familia o lo que escuchamos en el gimnasio. Poco a poco nos
vamos educando y vamos conociendo qué comemos y qué alimentos necesitamos para que nuestro organismo funcione. En este artículo te hablamos con más detalle de 10 términos alimenticios muy famosos para que los conozcas mejor.

Carbohidratos

Cuando hablamos de dietas y nutrición es imposible no hablar de los carbohidratos. Especialmente en el entorno deportivo. Los
carbohidratos son los reyes de la dieta de las personas que hacen deporte, ya que es el combustible que necesitan para poder hacer ejercicio durante un buen rato.  Cuando el cuerpo comienza a ejercitarse los carbohidratos es lo primero que consumen, por eso es tan importante tener una buena dosis de estas biomoléculas en la recámara. La función principal de los carbohidratos es la de facilitar el almacenamiento de energía y propiciar su distribución el cuerpo humano lo necesite de forma instantánea,
transmitiéndolo tanto al sistema nerviosos como al cerebro. Los principales alimentos donde podemos obtener carbohidratos es la pasta, el arroz, el pan…  Que no se te olvide incluirlos en tu dieta, y tampoco de hacer deporte, ya que un consumo excesivo hace que se conviertan en grasa.

Calcio

¿Sabías que el 99% de los huesos o los dientes están compuestos de calcio?  Un dato más que significativo para comprender la importancia de incluir el calcio en una dieta. Y no sólo eso, también hay calcio en los músculos, líquidos de las células y la sangre.  Es el macroelemento más común en la composición del cuerpo humano. Casi nada. El consumo de calcio es muy beneficioso en diferentes partes: contribuye a reforzar la estructura de los huesos, facilita la transmisión de los nervios desde el cerebro al resto de cuerpo, propicia la circulación de la sangre y ayuda a la producción de hormonas y enzimas. Seguro que ya te has convencido de que debes incluir sí o sí productos lácteos en tu dieta, además de los vegetales que también lo tienen, aunque en menor cantidad. Recuerda que una falta grave de calcio puede derivar en enfermedades graves como la osteoporosis cuando seas mayor. Modifica tu dieta ahora, antes de que tus huesos lo paguen caro.

Las proteínas

Las proteínas son unas biomoléculas imprescindibles para el desarrollo del cuerpo humano. Son fundamentales en el crecimiento, de ahí su importancia en las dietas de niños, adolescentes o embarazadas. Además, obviamente, de los deportistas. Si acudes
con regularidad a un gimnasio, la palabra proteína está muy presente en las conversaciones nutricionales, y es que son necesarias para ayudar a que el músculo crezca y gane volumen. Ello se debe a que las proteínas tienen la capacidad para producir nuevas células que el organismo por sí mismo no puede generar. Otras de las funciones que tienen es la de proteger nuestro sistema inmune frente a virus y bacterias, algo muy a tener en cuenta en estos tiempos de COVID 19. Seguro que ya sabes que las proteínas
se obtienen de la carne, el pescado, el huevo… Pero también la puedes encontrar en la leche o las legumbres. Pídele a tu dietista o nutricionista de confianza que te ayude a elegir los mejores alimentos para ti.

El hierro

El hierro es un mineral imprescindible en una dieta. Vital para fomentar el crecimiento y desarrollo del cuerpo, no puede faltar en la alimentación de los más pequeños. El hierro está presente en la hemoglobina, que es la encargada de llevar el oxígeno proveniente de los pulmones a todas las partes del cuerpo. Además, el hierro es un excelente productos de hormonas. Una de las enfermedades que puedes tener por falta de hierro es la anemia. Para corregirlo, añade a tu dieta lentejas, espinacas, acelgas, habas, almejas, sardina, pistachos, almendras… Tienes mucho donde elegir.

El gluten

Esta palabra se ha hecho ultraconocida en las últimas décadas debido a la intolerancia de los celíacos hacia esta proteína. El glúten se encuentra en los cereales, como la cebada, el trigo, la avena y el centeno. La función del gluten es la de aportar a la masa de los
alimentos elasticidad y consistencia, con un aspecto esponjoso muy apetitoso. Además, el glúten facilita la unión de los diferentes ingredientes que componen un alimento. En las personas celíacas, el gluten provoca inflamación en la cubierta del intestino delgado, generando dolor de estómago, diarrea, gases… Afortunadamente, en los supermercados cada vez hay más alternativas para las personas celíacas. 

Colesterol

A pesar de su mala fama, debido en gran parte a los mensajes publicitarios que recibimos constantemente, el colesterol es un lípido indispensable para conformar las estructuras de las membranas de las células del cuerpo humano, garantizando su protección. El cuerpo humano precisa de las dosis adecuadas de colesterol para su correcto funcionamiento. El colesterol no es malo en sí. El problema llega cuando esas cantidades de colesterol superan lo permitido, provocando que se deposite en las paredes de los vasos
sanguíneos, obstruyendo de esta manera el paso de la sangre y el aporte de oxígenos a las células. Cuando se acumula mucho colesterol es cuando las arterias se pueden estrechar e impedir que la sangre circule, provocando enfermedades cardiovasculares. Para evitarlo, controla el consumo de alimentos con mucha grasa y lleva una vida lo más saludable posible.

Los antioxidantes

Los antioxidantes, como su nombre indica, son unas moléculas cuya función es la de reducir la oxidación (envejecimiento) del organismo. Estos agentes naturales son vitales en una dieta porque proteges nuestros tejidos y células del inevitable paso del tiempo. Las células no duran para siempre, pero si se cuidan y se miman, podemos lograr retrasar el envejecimiento y llegar en mejores condiciones a la tercera edad. Pero no esperes hasta el último momento para incluirlas en tu alimentación, si lo
haces desde bien joven, estarás protegiendo esas células de la oxidación durante toda la vida. Los antioxidantes se
encuentran las frutas, las verduras, cereales, legumbres y también en el té e infusiones.

El Omega 3

El Omega 3 es otro de esos conceptos alimenticios que se ha hecho famoso gracias a los mensajes publicitarios. Se trata de unos ácidos grasos muy importantes que fortalecen las neuronas y ayudan a reducir enfermedades cardiovasculares. El Omega 3 reduce la cantidad de triglicéridos en sangre, ayudando a limpiarla y mantenerla sana. El cuerpo humano no es capaz de generar Omega 3 por sí solo, por lo que se deben aportar con la alimentación. Los alimentos más ricos en Omega 3 son los pescados azules como el salmón, atún o las sardinas, aunque también se puede encontrar en las nueces. Si padeces algún tipo de enfermedad cardiovascular, no dudes en incluir estos alimentos en tu dieta. Tu cuerpo te lo agradecerá de corazón.

La fibra

Desde hace unos años la fibra es otro concepto que aparece con regularidad en los mensajes publicitarios, como por ejemplo en los anuncios de yogur, cereales o galletas. Gracias a ellos, hemos aprendido que el consumo de fibra nos ayuda a ir al baño. Y así, es. La fibra es una sustancia que juega un papel muy importante en la defecación y ayuda a mantener los niveles de microflora en el colon.  Una de las características de la fibra es que es una parte de los alimentos que el organismo no absorbe. Se descompone, pero el
cuerpo no la digiere. Continúa su proceso hasta salir de nuestro cuerpo, colaborando en la defecación y reduciendo el tránsito intestinal de los alimentos. Puedes encontrar fibra en las verduras: lechuga, zanahoria, espinacas, patatas… ¡Inclúyelas en tu dieta
si padeces de estreñimiento!

Las grasas

Las grasas son sustancias químicas presentes en muchos alimentos cuya función es la de facilitar las reservas de energía en el cuerpo humano. También sirven para llevar las vitaminas a las células y protegen a éstas.  La norma general, es que las grasas deben
componer sobre el 25% de una dieta sana y equilibrada, siempre que esas grasas sean de las buenas. Las grasas monoinsaturadas
o poliinsatuiradas
. Son las que debes incluir en tu alimentación. Están en el  aceite de oliva, los frutos secos, el pescado azul… A consumir con mucha moderación son las grasas saturadas, que puedes obtener en lácteos, carne blanca y carne roja. A evitar totalmente son las grasas trans, tan comunes en productos de bollería industrial.  Lo más importante, no todas las grasas son
malas. Sólo tienes que elegir las más beneficiosas para tu organismo.