A vueltas con la crema de Beranga original

Seguramente hayas oído hablar de la célebre crema de Beranga, una especie de ungüento totalmente natural que es buenísimo para la piel y que se usa especialmente en el norte de España, aunque ya se distribuya en todo el territorio, para curar sobre todo quemaduras.

Es una crema totalmente natural hecha con cera de abejas y otros ingredientes naturales tales como el romero o el aceite de oliva virgen extra, aunque se habla que es una «receta» ancestral que nadie conoce en su totalidad.

En los últimos años han surgido empresas de cosmética que se han querido aprovechar del auge de los productos naturales y que han puesto el nombre (ya que no está registrado en ningún lado) del municipio cántabro de Beranga y de su fama. Esto no tiene nada de malo, desde hace muchísimos años cremas similares abundan en otras zonas con abundancia de abejas como la zona de Almería o la Alpujarra. El problema es retrotraer a los consumidores a su infancia, a esa crema que sus familias compraban en el pueblecito de Beranga a Visi (la bruja) o a Fonsita…

No se puede jugar con los recuerdos de la gente, crear una marca comercial de productos estéticos y ponerse a venderlos, porque no es lo mismo. La crema de beranga original es el recuerdo del tarrito de cristal con la pegatina (o al principio sin ella, como en el caso de la de la bruja). La originalidad de esta crema reside en esos momentos en los que nos quemábamos de pequeños y nuestra madre nos la ponía con cariño. En ese olor que entonces no nos gustaba pero que ahora mataríamos por revivir. O en ese frescor en nuestra heridita que parecía que no nos habíamos hecho daño.

La crema de Beranga original está ya sólo en el recuerdo de cada uno. Nunca volverá realmente, pero mientras viva en nuestra memoria, habrá un hilito de esperanza. Me encantaría volver a pasar por el pueblo, tomarme un mosto con mis padres y jugar con mi hermano en El Ferial. Me gustaría ir a casa de Visi y que mis padres comprasen un tarro casi a escondidas y que ella sólo pidiese siempre la voluntad. Ojalá haya alguien que reviva la crema de Beranga como debe ser, con la receta original y fabricándola en el propio pueblo. Esa es la única forma de volver a disfrutar de la verdadera crema de Beranga, la original.