El territorio de Alaska ofrece sobretodo un silencio espectral, pero sin embargo, en poco tiempo, se convierte en un lugar extrañamente acogedor. Sus pobladores han sobrevivido a una naturaleza hostil, pero sin embargo, nunca se pensó en abandonarla.
Allí, se pueden descubir todos los secretos de la naturaleza más inhóspita, conservada tal y como Jack London pudo conocerla para inspirarse en sus increíbles novelas.
Antes de embarcar por sus aguas, es posible comprobar por qué Vancouver (Canadá) acogerá los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010, gracias a su carácter de ciudad completa, moderna y a la vez acogedora.
Un lugar para incorporarse por completo al ambiente cosmopolita de Nathan Street o recorrer el historico barrio de Gastown. También es posible alquilar bicicletas, con las que recorrer Stanley Park, uuno de lo sparques urbanos más grandes del mundo.
Toma un barco rumbo al Inside Passage, región cubierta de hielo en cuyos fiordos habitan águilas calvas, leones marinos y algunas ballenas.
En Ketchikan, capital del mundo de la pesca del salmón, es posible descubir los coloridos tótems en los que los antepasados de los nativos tallaron leyendas e hitos históricos.
ya en Juneau, capital de Alaska, es inevitable degustar la cerveza local en Red Dog, tras cuya barra se exponen las inconfundibles pistolas de Wyatt Earp. Hacer escala en Skagway es retrotraerse a la época de la fiebre del oro.
Subir en un histórico tren por la Ruta del Yukon hasta la cima White Pass, emulando los pasos de miles de mineros a través del sendero Chilkoot.
Y por último, Icy Strait Point, sitio ideal para el deporte de aventura. A lo lejos, las focas te sonríen en el recorrido mientras que todos los visitantes queman la batería de su cámara de fotos.