Legislación para el Teletrabajo ¿cómo será?

Antes de la pandemia de Covid-19, por lo menos en España, el teletrabajo era algo anecdótico y solo se producía en casos excepcionales. Sin embargo el confinamiento convirtió miles de trabajadores en teletrabajadores. Excepto en las profesiones para las que es imposible como operarios de fábricas o transportistas, por ejemplo, el resto trasformaron sus salas de estar en oficinas improvisadas.

Ahora que, de momento ha finalizado el confinamiento, se abre el debate sobre cómo regular esta modalidad de trabajo. Poner límites a los excesos por ambas partes, no va a ser fácil. El teletrabajo ofrece ventajas e inconvenientes para ambas partes. En medio, los sindicatos han lanzado algunas propuestas. El debate está abierto.

¿Por Donde irá la Legislación del Teletrabajo?

En España, desde que comenzó el confinamiento, todo tipo de empleados de oficina han visto cómo crecía y se normalizaba una tendencia que apenas existía antes del Covid-19. Esta modalidad de trabajo afecta hasta a los trabajadores públicos, que podrán trabajar desde su hogar varios días a la semana, en función de su puesto y las posibilidades.

El primer planteamiento sobre el teletrabajo, es sobre los beneficios de trabajar desde casa: para el trabajador supone menos tiempo desperdiciado en desplazamientos, ahorro económico en el trasporte, más flexibilidad para la conciliación familiar. En la otra parte, la empresa pierde de control sobre la productividad o los horarios, pero gana en ahorro en sus instalaciones y empleados más satisfechos.

En segundo lugar hay que hablar sobre los costes y la regulación para evitar los excesos por ambas partes. Para eso en necesario que el Gobierno legisle y establezca un marco normativo más detallado para esta modalidad de trabajo, quizás sea necesario ajustar los salarios y la tributación. No es una cuestión menor, en este momento afecta a más de 10 millones de trabajadores. Un asunto especialmente espinoso es el tema de los gastos y cómo repartirlos, pero también los horarios, tiempos de descanso y las horas extra. Na va a ser fácil y traerá cola.

Los Principales Puntos de Conflicto

El primer punto a discutir es quién debe sufragar la principal e indispensable herramienta de trabajo, el PC o portátil. Si es una herramienta de trabajo la debe proporcionar la empresa, pero entonces no debe usarse para cualquier actividad no relacionada con el trabajo, ni deben instalarse aplicaciones que no sean necesarias para la realización del trabajo. Esto tiene su lógica por el desgaste del material pero sobre todo por la seguridad ante virus o malware, lo que pondría en riesgo información sensible de la empresa.

Durante el confinamiento la venta online de equipos informáticos se ha disparado debido a este caso, las empresas se han visto obligadas a proporcionar de material de informático a sus trabajadores. A día de hoy sigue habiendo trabajadores que utilizan sus propios equipos, pero es previsible que con el tiempo esta situación vaya cambiando. Son las empresas las primeras interesadas en mejorar la productividad y la seguridad de los equipos que se conectan a su red.

Siendo el equipo informático el más importante, vienen otros elementos que según la interpretación pueden ser igual de necesarios. ¿Qué ocurre con el resto del equipo? Por ejemplo el material de oficina, impresora, papel, unidad USB, la mesa de trabajo, una silla ergonómica que garantice una buena postura, una iluminación apropiada, la línea de internet, la electricidad, ¿debe pagarlos el trabajador a cambio de los beneficios que obtiene al ahorrar en desplazamientos y flexibilidad? son algunas cuestiones que deben quedar claras.

Otra cuestión a aclarar es hasta qué punto puede una de las partes exigir el teletrabajo o no. Durante el Estado de Alarma, el teletrabajo era una obligación porque no había alternativa, pero una vez la situación se normalice, ¿podrán obligar a un trabajador a teletrabajar o un trabajador negarse a acudir al centro de trabajo? Lo más probable es ajustarse a las circunstancias de cada empresa y trabajador, llegando a acuerdos para favorecer a ambos. 

¿Qué va a ocurrir con los puestos de trabajo? ¿Van a estar vacías las mesas los días que no asistamos al trabajo? Lo lógico será pensar en compartir puestos de trabajo para ahorrar espacio, desaparecerán los puestos fijos para cada empleado. ¿Y qué pasa el día en que todos coinciden en la oficina? 

La Solución al Teletrabajo no será Fácil

La impresión general es de que el teletrabajo viene para quedarse, al menos en una parte de las empresas. Por varios motivos, sobre todo cuando los dos quieren: empresa y trabajador. Para la empresa es una forma de ahorrar costes y para el trabajador es más cómodo porque le aporta libertad y flexibilidad.

Muchas de las cuestiones obligarán a reformar los contratos laborales antiguos, ya que se firmaron con una condiciones de asistencia total al centro de trabajo, pero al combinar con la posibilidad del teletrabajo, las nuevas condiciones deben quedar reflejadas en el contrato laboral. Para llegar a estos acuerdos, habrá que negociar, pactando los nuevos supuestos. Esto exigirá flexibilidad en ambas partes.

La Posición de la Empresa

Normalmente, nos viene a la cabeza la perspectiva desde el punto de vista del trabajador, pero cuidado, la empresa también tiene cosas que decir. Por ejemplo, en el caso de obligar a la empresa a entregar un terminal informático al trabajador, ¿podrá la empresa impedir que este empleado lo use fuera del horario laboral o le de un uso exclusivamente para el trabajo? En principio si podrían, la vida útil de un ordenador depende del uso que se haga del mismo, las horas de uso para la batería, o la instalación de aplicaciones que colocan archivos que comprometen la confidencialidad, pueden acarrear inconvenientes muy importantes a la empresa.

Algo parecido ocurre con los terminales de teléfono móvil, hay una línea delgada que en algunos casos es difícil de definir, al separar el uso privado o de trabajo, o detectar el uso apropiado de esta herramienta de trabajo. Muchos trabajadores tienen su línea personal y la del trabajo. Hay quien separa uno y otro número, incluso con terminales diferentes o con dos tarjetas en un único teléfono. En otros casos, emplean el mismo número privado para atender a los clientes, luego están disponibles los fines de semana o incluso durante sus vacaciones. En este caso, la empresa le está pagando una línea de teléfono que a la que no están sacando partido. Sería más sensato, en este caso, repartirse el coste de la línea de teléfono, pero se hace muy poco.

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